La Cuarentena es una forma de aislar a la persona de forma voluntaria u obligatoria, por el período de incubación de una enfermedad, para ver si la desarrolla, así evitas que durante este período la enfermedad se transmita a otros. Por ejemplo, algunos estudios señalan que el 25% de la población se enfermó con el COVID-19 a través una persona que no tenía los síntomas, por supuesto el que tiene signos (lo que podemos ver) y síntomas (lo que el paciente siente pero no podemos ver) será más contagioso que los que no lo tienen. Las pruebas no se le pueden realizar a todo el mundo, porque no hay suficientes reactivos disponibles, ni en los EEUU, por tanto, se debe priorizar casos más sospechosos, fiebre, tos seca y le cuesta respirar o meter aire a sus pulmones, sobre todo con esta última. En una epidemia no es necesario hacerle exámenes a todo el mundo, con que hagas a algunos ya sabes lo que es. En otras palabras, si dice cuá cuá y tiene dos patas es pato. El diagnóstico es para confirmar, pero si no tenés reactivos, lo pones como sospechoso y tomas las medidas de prevención, que a efecto práctico son las mismas de cualquier gripe, esto nos servirá en el futuro para poder prevenir esta y otras gripes si adquirimos el hábito de lavarnos las manos. El o la ciudadana tiene un poder enorme en sus manos, y si platica con su familia sobre los mecanismos de transmisión y prevención, y con sus vecinos está construyendo salud. Si ya sabemos cómo se previene no debemos esperar a nadie para actuar.
Dr. Leonel Argüello Yrigoyen, médico especialista en Epidemiología, Clínica Docente Ciudad Sandino.